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Entrevista a Raúl Zibechi.

RAÚL ZIBECHI. Foto de Davide Matrone

Entrevista de Davide Matrone

El presidente de Uruguay Lacalle, después de 15 años de gobierno del Frente Amplio, gana las elecciones en el pasado noviembre. Durante la campaña electoral prometió la promulgación de la Ley Urgente de Consideración (LUC). El pasado 8 de julio, con 18 en 30 votos, ha sido aprobado por el Senado de Uruguay la LUC. ¿Cuáles serán sus efectos?

Situación Covid – 19

El presidente Lacalle asume el cargo en plena emergencia Covid-19. Todo su plan de gobierno tuvo que enfocarse en resolver los problemas causados por la propagación de la pandemia. La gestión ha sido buena, sin encierro obligatorio, con una cuarentena flexible y voluntaria. Se incrementó el número de plazas de cuidado intensivo a 900, que representa un buen número en proporción a la población. La buena gestión ha sido facilitada por factores típicos de la realidad uruguaya: buen sistema de salud pública, prevalencia de una clase media, población bien alimentada y baja contaminación. En el país se registran pocos casos de infectados y los servicios sanitarios nunca se saturaron. En definitiva, el sistema sanitario funciona bien desde mucho tiempo y es difícil que desborde. El principal riesgo en este momento, pareciera que provenga de las fronteras con Brasil y Argentina. 

La aprobación de la LUC y sus efectos

FUENTE DE LA IMAGEN: https://www.elpais.com.uy/informacion/politica/proyecto-luc-aprobado-diputados-votos-favor.html

La LUC es una Ley que abarca muchos aspectos: lo económico, lo social, lo judicial y lo político. Este gobierno busca en grandes rasgos, opacar o borrar los 15 años de gestión del Frente Amplio y el papel del Estado que en Uruguay es fuerte y bien aceptado por la gente. Las principales empresas uruguayas son del Estado como: la eléctrica, la del agua y la del petróleo que nunca se privatizaron como en el caso de Argentina y Brasil. La sociedad uruguaya cree en el Estado y por eso prefiere usar los servicios de las empresas públicas como ha pasado con la telefonía, el sistema de pensiones y con los bancos. La telefonía fija es monopolio del Estado y, a pesar de la presencia de 13 compañías privadas, más del 50% de los uruguayos se queda con la empresa pública, también porque el Estado brinda buen servicio. El país privatizó una franja del sistema de pensiones, pero la mayoría optó por la empresa estatal y lo mismo pasó con los depósitos bancarios públicos. Con la promulgación de la LUC hay un intento de privatizar parcialmente la economía, pero en base a lo que la legislación uruguaya permite. Hay el intento de blindar a la policía desde el punto de vista represivo dándole más margen para actuar y limitando los espacios de denuncia por parte de la sociedad civil. Se intenta imponer los allanamientos a los domicilios en hora nocturnas. Una medida claramente anti – constitucional. En el terreno económico es un gobierno muy empresarial, muy volcado a la empresa privada, intencionado a modificar el sistema de protección social que creó el Frente Amplio mediante el Ministerio de Desarrollo Social. Hay todo un proyecto de desmantelamiento del sistema social.

La derecha en Uruguay y en América Latina.

Hay una novedad en el panorama político uruguayo y en la sociedad del país: el surgimiento de una nueva derecha. Se constituyó un nuevo partido militar en Uruguay del estilo del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o de Vox en España, pero con una marcada presencia de militares. Este partido se llama Cabildo Abierto que es una de las 4 grandes formaciones políticas del país. Es un partido totalmente nuevo que disputa la base social del Frente Amplio y en particular del Movimiento Participación Popular (MPP) de Mujica, sobre todo en las áreas afuera de Montevideo. Es un partido capilar que tiene base territorial en todo el país y que llega a otros sectores de la sociedad con un programa político a largo plazo. Considero este proyecto más peligroso que el neoliberalismo, porque implica una extensión del poder militar en toda la sociedad. Algo similar, se da en Brasil bajo el gobierno de Bolsonaro. Estamos frente a una derecha de nuevo tipo que crea alianza con el sector policial, militar y religioso de estilo evangélico. Es un proceso que se está fortaleciendo en toda América Latina, excepto en Ecuador. Los evangélicos también están teniendo poder en el gobierno de Lacalle porque tienen una buena red territorial. La derecha de hoy día ya no es la de la espada, de la cruz y de la tierra. Es una derecha más militante, más militar y presente en los territorios. La presencia de este entramado policial, militar y evangélico es muy fuerte y pienso que el futuro esta alianza tiene chance de desarrollarse y potenciarse por una década más y luego colapsar.  

¿Cuál es el estado de salud del Frente Amplio, hoy oposición, frente a este nuevo escenario?

El Frente Amplio en la I vuelta electoral de octubre perdió 10% de los votos respeto a 5 años atrás cuando tenía el 49% de los consensos y una mayoría absoluta. Pasó a tener un 39% de los votos y nunca en su historia perdió 10 puntos de consenso. Hoy, registra un retroceso muy fuerte. Nunca logró explicar porque tuvo esta caída electoral y no ha hecho un balance de los últimos 15 años de gobierno. 

Las contradicciones de la izquierda latinoamericana y su falta de autocrítica.

Pienso que, al Frente Amplio, le va a costar mucho hacer un balance de sus 15 años de gobierno y no tanto por reconocer sus errores que son indudables, sino para ver cuáles han sido los errores cometidos. Este proceso afecta a toda la izquierda de América Latina que, en su época de gobierno, continuó con el modelo extractivista que representa un tipo de sociedad donde el consumismo se dispara de una forma muy grande y por eso una buena parte de la sociedad no tiene futuro como los jóvenes pobres de los sectores populares. Esta parte de la población es la que no tiene posibilidad de conseguir un trabajo digno y estable, ni tampoco la posibilidad de tener una educación de calidad. El modelo extractivista – que potenció el Frente Amplio y toda la izquierda en la región – necesitó de políticas sociales para sostenerse, pero estas mismas políticas sociales (que no producen cambios estructurales) generan despolitización. Se trata de una entrega de recursos a las familias sin contrapartida, de forma individualizada y mediante la vía de la cooptación. Los movimientos terminan desorganizados, más frágiles y débiles. Observando toda la región, los movimientos populares, indígenas, sindicales, territoriales, urbanos y rurales se han debilitado enormemente en estos años por las políticas sociales que han encarado estos gobiernos. Este proceso es muy difícil discutirlo porque nadie está dispuesto a hacerlo y porque sería poner en cuestión las bases de la gobernabilidad de los gobiernos de izquierda. Esta falta de discusión y autocrítica es un problema muy grave y es parte del crecimiento también de la derecha. 

Creo que el incremento de la derecha en Uruguay y en la región se da por una cuantidad de factores, pero también porque las clases medias, altas y parte de las clases populares toman conciencia de lo que no les gusta, de sus intereses particulares y avanzan sobre ellos. Pienso que una parte tiene que ver con el rechazo al feminismo y a los derechos de los colectivos GLBTI, el rechazo al ascenso de una camada de profesionales de clase media que se incrustan en las instituciones del desarrollo social que decide lo que le conviene sin consultar a la gente. Estas políticas han generado un rebote también en la población. 

El subcomandante Moisés decía que el crecimiento del zapatismo se debe a la indignación de los indígenas – o de una parte de ellos – frente a una manera de hacer políticas sociales. Por ejemplo, la entrega de un dinerito por los alimentos es un insulto, una humillación para la gente que en cambio reivindica la tierra para cultivar. Los partidos de izquierda nunca evaluaron que sus políticas pudieran generar rechazo, en vez de apoyo. Hoy en día la izquierda está muy desperdigada. En Brasil el PT (Partido de los Trabajadores) no hace nada, por ejemplo. Además, en algunos países latinoamericanos las manifestaciones en contra de los gobiernos neoliberales están encabezadas por las barras de fútbol y no por los partidos de izquierda, porque hay una desmoralización. 

El Frente Amplio presenta contradicciones internas: las diferencias entre Mujica y Vásquez, por ejemplo. ¿Qué opinas?

FUENTE IMAGEN: https://americanuestra.com/entre-mujica-y-vazquez/

Ambos son dos caudillos que no representan políticas distintas, sino sensibilidades distintas y eso hace que la despolitización crezca y no permite que la izquierda comience a recomponerse.

¿Hay síntomas de un cambio? y ¿Cuáles son?

Pienso que esta situación está marcando un fin de aquella izquierda electoral, tradicional e institucional y se están generando caminos distintos. El surgimiento de una izquierda en América Latina más ambientalista, más cuestionadora del modelo de desarrollo, más arraigada a los territorios como el caso de Boulos en Brasil candidato de los movimientos de los trabajadores sin techos del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) que en la ciudad de Sao Paulo tiene un 11% de consenso. 

FUENTE IMAGEN: http://www.laizquierdadiario.com/Brasil-un-debate-con-los-ejes-de-campana-de-Boulos-candidato-por-el-PSOL

De todos modos, en Uruguay en las próximas elecciones municipales el Frente Amplio ganará sin lugar a duda y con buen margen. Se votará en los dos grandes municipios de Montevideo y Canelones, en donde viven casi 2 millones de personas y en estos lugares la izquierda por tradición gana sin ningún problema.

El fin del progresismo latinoamericano

Un tipo de gobierno de izquierda está llegando a su fin porque en la mayoría de los procesos como Uruguay, Brasil, Chile e incluso Ecuador ya no gobierna y si volviera a hacerlo sería más conservadora respeto al pasado. Si Correa pudiera gobernar ahora, sería mucho más conservador que antes. Además, en donde permanece al gobierno – como Venezuela y Nicaragua – la situación ha mutado a otra cosa. En Bolivia hemos asistido a otro fenómeno con Evo Morales que no recibió la movilización masiva de su pueblo cuando estaba en riesgo de caer. La misma población que lo había respaldado en las guerras del agua y del gas 10 – 15 años antes, el año pasado no se movilizó. Si la población se hubiese movilizado con intensidad, Evo no hubiera caído. Por ende, hay un problema de fondo que es estructural y me imagino que en el corto plazo esta situación no va a cambiar. Creo que estámos ante un fin de una izquierda que viene desde lejos, es decir desde los años ’70. Inclusive diría que estamos en una situación en la cual las organizaciones sociales tradicionales, incluso la CONAIE, tienen un futuro muy complicado sino se reinventan. En América Latina solo dos grandes y viejos movimientos sociales se han reinventado: los Sin Tierra en Brasil y el Zapatismo en México. Los demás siguen con sus estructuras burocráticas y están en un callejón sin salida.

Regresamos a Uruguay. El pasado 1 de julio el Canciller Ernesto Talvi renunció a su cargo después de 4 meses. Una renuncia pesante dentro del Gobierno Lacalle. ¿Cómo interpretas este acto?

El Partido Colorado es uno de los partidos tradicionales más importante de Uruguay. Fue partido del Estado y hoy está debilitado porque tiene solo un 10% de votos. Dentro de este partido Talvi representaba la renovación con un perfil socialdemócrata. Una figura con poca experiencia política que se enfrenta con el dueño: Julio María Sanguinetti (dos veces presidente de Uruguay). Este último es un hombre muy conservador, más alineado a los militares y a los aparatos represivos. Esta disputa la llevó muy mal Talvi. Tuvo algunos gestos de autonomía política y las dos disputas en contra de Sanguinetti y del gobierno Lacalle lo llevaron al aislamiento y al final optó por renunciar, sin pelear para quedarse. Personalmente pensaba que Talvi iba a ser el candidato del Partido Colorado para las próximas elecciones porque le fui muy bien en las elecciones presidenciales del 2019. El Partido Colorado sin Talvi hubiera conseguido menos votos. En este momento tengo dudas de cuál puede ser su futuro político. Hay que estar atentos y ver cómo evoluciona. Este acontecimiento nos dice también que los procesos de renovación de los partidos tradicionales son muy difíciles porque las estructuras de estas instituciones impiden que haya un cambio verdadero. De todas maneras, lo que está pasando dentro del Partido Colorado, representa un toque de atención también para la izquierda.

En América Latina en septiembre se vota en Bolivia y en el próximo febrero del 2021 en Ecuador. Los partidos de los ex – presidentes Morales y Correa encuentran obstáculos para participar a las elecciones. ¿Qué está pasando al respeto? Y ¿Cuáles son los cambios en el escenario global?

A mí me parece que hay un cambio muy fuerte en el escenario global. El gobierno Trump es parte de esta transformación, pero, aunque gane el democrático Biden, la política de Estados Unidos no cambia. Bajo el gobierno Trump el establecimiento de E.E.U.U. tomó la decisión de ir a una guerra comercial real con China y probablemente con Rusia. El boicot a Huawei es un tema muy fuerte que ha generado tensiones a nivel mundial. Estados Unidos ha presionado a la Unión Europea para que salga de los contractos con la grande empresa China que ya había registrado un buen éxito en el Reino Unido. Esta política internacional está marcando un cambio de clima muy pesado con la contraparte representada por China, Rusia e Irán. Asistiremos a un periodo de 10 – 20 años en el que todo lo que parecía estable, cambiará. Creo que hay dos momentos de inflexión: 1) El ingreso de Trump en el gobierno de Estados Unidos, 2) La intervención de Rusia en la defensa del régimen siriano de Bashar al – Ásad. Hay una radicalización de las posiciones de E.E.U.U. en el escenario global para contener su decadencia y en América Latina lo que tenemos es la formación de nuevas derechas mucho más conscientes, más alineadas con Estados Unidos, aunque tengan buenas relaciones con China.

El horizonte de la izquierda hoy en Ecuador y en el continente.

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Creo que la izquierda en Ecuador hoy está representada por el movimiento del paro nacional de octubre. Una de las consignas del movimiento era “ni con Moreno y ni con Correa”. Por lo tanto, no pienso que Correa represente la izquierda en Ecuador hoy. Además, el paro de octubre en Ecuador fue el proceso más avanzado de los sectores populares que se movilizaron incaminando una serie de reivindicación de clase muy fuerte. Creo que las izquierdas institucionales del continente deben entender que en adelante la política no puede pasar por las elecciones, por el parlamento, sino por la lucha, por las calles. Lo que no se consigue en la calle, no se consigue en las urnas. Es una lectura que curiosamente la izquierda no está haciendo. Un momento de ruptura y crisis del progresismo en América Latina, a mí manera de ver, se dio en el mes de junio del 2013 en Brasil. El PT se quedó paralizado, y en vez de salir a la calle con su gente dejó la iniciativa a la derecha. En cambio, es muy importante lo que pasó el pasado octubre en Ecuador y en noviembre en Chile. Correa lo único que hizo fue subirse al levantamiento popular como para aprovechar que cayera Moreno y los indígenas y los sectores movilizados, juveniles no entraron en esta dinámica política. 

FUENTE IMAGEN: https://relampagoinformativo.com/2019/10/25/mas-de-un-millon-de-chilenos-protestan-contra-gobierno-de-pinera/

En Chile la izquierda en las calles estuvo ausente, las banderas eran las de Chile y de los Mapuche. Además, siempre en Chile, una parte de la izquierda se equivocó cuando le dio aire a Piñera firmando el pacto para convocar una Asamblea Constituyente. Creo que estamos en un periodo en el cual las izquierdas deben reinventarse junto a la gente, sino sigue ganando la derecha con o sin trampa. La única forma de eludir los fraudes electorales es pelear en las calles y no en los tribunales electorales porque estas son instituciones en mano a la derecha o están muy sumisas a quién está en el gobierno. Veo una década de gobierno de derecha u ocasionalmente gobiernos de izquierda o más progresistas, como los casos actuales de México y Argentina. Veo dos procesos en el futuro: 1) si vuelven a gobernar los progresistas realizarán políticas más conservadoras, 2) un periodo de ingobernabilidad que afecta a los gobiernos de derecha y de izquierda. Un elemento interesante que no se puede subestimar es la presencia de una sociedad civil más madura que no se deja llevar. Más allá de los partidos, más allá de las instituciones sindicales, hay un empoderamiento de la sociedad civil en toda América Latina en los últimos años. La misma sociedad civil que llevó al poder y sostuvo a los gobiernos progresistas en los años pasados, hoy volvió a tener su propio camino de una forma muy directa y capilar.

A mí me gustaría que en Ecuador hubiera una izquierda nueva y más alineada con la base de la sociedad que se identifica con la figura de Yaku Pérez, actual gobernador de Azuay. Pero no sé qué puede hacer una vez en el poder. Hay un problema de relación de fuerza en la sociedad y eso no va a hacer nada fácil. Creo que, en todo el mundo, incluyendo a Europa vamos a un periodo de creciente tensión social, ningún gobierno le va a tener fácil. Será un periodo en la que la gobernabilidad va a estar en cuestión durante un buen tiempo. 

Hace unos días Leónidas Iza y Yaku Pérez aceptaron la precandidatura por la presidencia de la República del 2021 en Ecuador. ¿Cómo ves este binomio, a pesar de las contradicciones existentes dentro del movimiento indígena?

FUENTE IMAGEN: https://www.primicias.ec/noticias/politica/movimiento-indigena-primeros-precandidatos/
IMAGEN MODIFICADA POR DAVIDE MATRONE

A mí me gustaría que ganar el binomio Iza – Pérez, pero este es un gusto y nada más. Los dos tienen en común algunos rasgos: vienen de la lucha social, no viene de las instituciones, ni de la Academia, pero tengo duda que este binomio consigue más del 10 % de los votos, también porque cuando hay que poner en marcha una campaña electoral la situación es mucho más compleja. Presumo que en las próximas elecciones hay dispersión de voto. El Movimiento de Pachakutik, con su trayectoria de 25 años de vida, tiene buena acogida y fuerza en los municipios, en los cantones de la zona central del país, pero otra situación es gobernar a nivel nacional. Si Pachakutik no tuvieran una muy buena votación, la historia se va a repetir, las bases sociales van a debilitarse enormemente y no es un tema nuevo porque lo hemos visto en las últimas décadas. 

Tengo muchas dudas porque, además, no representan la nueva izquierda que yo quisiera. Una izquierda no hegemonista, no caudillista, no patriarcal y además la transformación de fondo no va a venir por las federaciones de comunidades de abajo para arriba. En el mejor de los casos, puede sacar una buena votación, pero no ganarían y en el peor de los casos va a terminar hipotecando este enorme movimiento anti minero, indígena que hay en Ecuador y subordinarlo a las instituciones. Esto sería terrible porque sería un retroceso muy grande. 


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