Me dijeron que al Centro Comercial Aeropuerto, al norte de Quito, vendían flores baratas y bellas. Decidí comprar algunas para celebrar un cumpleaños. Sofía y Andrés Cacuango son hermanos y tienen sus puestos de flores allí.
El puesto de Andrés, es pequeño pero surtido. Él hace arreglos de cinco flores distintas por un dólar, o de siete flores por un dólar con cincuenta. Atiende desde las ocho de la mañana y llama la atención de los transeúntes con frases como: caballero cómprele unas bonitas flores a su bella novia, o damita lleve esta hermosas flores, no tan bellas como usted por supuesto, frente a la adversidad siempre intenta mantener el buen humor.
Caro: Disculpa, ¿Me podrías dar aquellas flores?
Andrés: Por supuesto que si.
Le pago con un billete de diez dólares. Andrés va al centro comercial en busca de cambio y me deja a cargo del puesto. Regresa después de 5 minutos.
Andrés: No pude conseguir el cambio, ahora voy donde mi hermana su puesto está a una cuadra, o sino vaya donde ella, incluso tiene más variedad que yo.
Decido ir donde Sofía. Su puesto está bien surtido incluso tiene girasoles. Su puesto tiene una mejor ubicación junto a la cancha de fútbol, eso le permite tener ventas permanentes.
Caro: Buenos días. ¿A cuánto están los girasoles?
Sofía: A cincuenta centavos señorita, pero puede llevar los cinco a dos dólares.
Caro: Deme los cinco…
Mientras ella prepara mi arreglo observo su puesto conformado por seis baldes con margaritas, girasoles, gladiolos y rosas entre otras.
Caro: Su hermano tenía razón… usted tiene capullos muy bonitas.
Sofía: ¿Mi hermano la mando aquí? Siempre hace eso.
Caro: ¿hasta que hora trabaja los fines de semana?
Sofía: Hasta las cinco de la tarde, cuando los partidos acaban.
Sofía me entrega las flores con cuidado y yo instintivamente las huelo. Aún faltan 3 partidos para que concluya la tarde de trabajo de los hermanos Cacuango.
Realizado por Carolina Cruz. Periodo 47, grupo 721.