Cada noche a partir de las 19:00 Walter Sánchez, después de terminar su día de estudio está listo para sus funciones y con todas las ganas de recaudar el dinero para ayudar a su familia y seguir estudiando, siempre puntual acompañado de su inseparable mochila que aguanta el peso de sus materiales de trabajo, el clima, el tiempo, las malas caras, el mal trato, las felicitaciones, etcétera.
Espera a que el semáforo marque la luz roja para que la avenida se convierta en su lugar de trabajo, está listo con sus herramientas, palos, fuego, un aro de bicicleta y unas cadenas encendidas.
Al aparecer la ansiada luz roja define su escenario, está listo y más que ilusionado salta a la calle e inicia su función, una cadena sujetando dos bolas de caucho, una botella con gasolina y una caja de fósforos son sus herramientas, casi como en un ritual cubre las antorchas con gasolina las enciende y empieza su acto.
Dos cadenas encendidas traspasan entre sus manos velozmente alrededor de su cuerpo, mientras con el movimiento sus piernas intenta encantar al público, hace girar el aro y este le recorre entre los brazos, lo pasa a su cabeza y sus manos no han parado de hacer girar las cadenas mientras el público sigue encantado del acto. No solo la necesidad lo llevó a la calle, comenta que disfruta lo que hace, le agrada el fuego y los semáforos, “soy mi propio jefe, solo peleo con el tiempo del semáforo”.
Esta es una actividad de oportunidad y suerte, ya que cuenta con un tiempo de alrededor de los 40 segundos para que con sus movimientos y la ayuda del fuego alrededor, convencer a su público que está dentro de sus autos, mirando su actuación, si lo hace bien merecerá de parte de ellos una contribución monetaria. Al terminar debe apresurarse y sortear los carros que están a punto de avanzar ya que el semáforo está por volver al color verde.
El semáforo ha cambiado los conductores siguen su camino y él cuenta las monedas recogidas y las deposita en una gorra que está junto a su inseparable mochila, se sienta y espera a que el semáforo vuelva al rojo para volver a salir a escena, esperando esta vez contar con más suerte y recibir una cuantas monedas más.
Cada noche intenta estar en distintos lugares, esta noche le fue la Av. Amazonas y Orellana, tiene la esperanza de obtener más dinero que en los días pasados, eso significa algo más de 15 dólares, que en estos casi 3 años, ha sido su promedio de ganancia por noche.
Este es un trabajo muy cansado ya que alrededor de 60 minutos ha hecho más de 20 presentaciones y en algunas no recibe casi nada; comenta que en ocasiones le dejan monedas de otros países, por ello se ríe y lo toma como una burla pero no se ofende.
Son casi las 22:00 sale al escenario, sus energías a punto de terminar, su función no es más que para un solo auto, al concluir su acto final echa cuenta las monedas y su rostro dibuja una sonrisa, recaudó 20 dólares. En su mochila desgastada guarda su implementos, está listo para ir a casa, descansar algo y despertar al día siguiente para ir a clases, realizar sus tareas y volver a la noche siguiente a su labor, confiando en que será una noche mejor y que el clima estará de su lado.
Realizado por: Dennis Castro. Periodo 47. Grupo 721.