En la vida existen personas que arriesgan su vida, para salvar otras de vidas, este es el caso de los “Cascos Azules”, militares y policías, que prestan su servicio a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para brindar ayuda humanitaria a las personas que más lo requieren. Los Cascos Azules, están acostumbrados a desplazarse miles de kilómetros, dejando de lado a sus familias, su trabajo y su vida habitual, para realizar tareas más complejas como salvar vidas, rescatar cuerpos y brindar seguridad a las personas en situaciones de catástrofe.
En el Comando General de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), ubicado en el sector de la Recoleta, se localiza al Suboficial Segundo, Henry Araujo Gallegos; quién pertenece a esta entidad castrense y además es miembro de los Cascos Azules. El suboficial manifestó “Nuestro trabajo básicamente se rige a la ayuda humanitaria, y nuestra presencia se sitúa en varios países del mundo y todos estos países son parte o signatarios de las Naciones Unidas”.
El Suboficial Araujo fue parte del equipo de rescate de Cascos Azules en la ciudad de Puerto Príncipe, tras el terremoto de Haití en enero del año 2010; con una mirada perdida, detalla cuál fue su experiencia en aquel lugar. El 12 de enero, a pocos días de haber llegado, sucedió un terremoto de 7 grados que sacudió a toda la población de ese país, cuenta que en total se registraron trescientos dieciséis mil fallecidos; sin embargo la pronta actuación de los uniformados, evitó que miles de vidas humanas también se pierdan. El Suboficial Araujo afirma que participó en el rescate de 17 personas.
Los días después del terremoto, indicó el uniformado, -con un vaso de agua en su mano- se volvieron una eternidad, debido a la labor de rescatar cadáveres e identificar zonas de riesgo, lo que no les dejaba descansar, ni a él y una cantidad aproximada de mil compañeros; además cuenta que era un total de 12 horas que trabajaban en beneficio de las personas que lo perdieron todo.
Este militar, perteneciente a la rama de la Fuerza Aérea, también prestó ayuda, en el terremoto de 7.8 grados, que afectó a Manabí el pasado 16 de abril del año en curso; aunque no se pudo desplazar a las zonas más afectadas de Manabí y Esmeraldas; cuenta que por su experiencia en Haití, sus jefes lo designaron como coordinador de ayuda humanitaria internacional. En el plano de lo logístico de la FAE; el sub se encargó de activar los escudos de emergencia internacional ante el resto de las Fuerzas Aéreas de la región, para lo cual relata, desde esa posición se encargó de coordinar la cooperación de países internacionales que trajeron ayuda humanitaria, para los refugiados y personas afectadas.
Para finalizar Araujo manifestó. «Cuando hay una misión todo depende de donde ha sido asignado uno, en cualquier país puede ser necesaria nuestra presencia; Lo que sí le puedo decir, que cuando uno está lejos lo que hace falta es la familia». Es por esta razón que el suboficial segundo Henry Araujo, es un héroe de traje militar, que no tiene poderes, sin embargo ha apoyado a muchas vidas.