En medio de una reunión, de una conversación con un amigo o incluso a mitad de la cena; el hábito de sacar el teléfono y dejar de prestar atención a la persona con quien se está hablando es conocido como phubbing. Considerado como un gesto de menosprecio y de falta de respeto hacia los demás, esta práctica social cobra cada vez más fuerza en el marco de las interacciones sociales de los jóvenes de las actuales generaciones.
El phubbing apareció de forma conjunta con los teléfonos inteligentes en el año 2007, el acceso inmediato a la web disparó este fenómeno y en la actualidad el acto de despreciar a alguien o no prestarle atención cuando está hablando se está convirtiendo en un práctica común que se presenta en la mayoría de grupos y sociedades.
De mirada tranquila, voz suave pero con una preferencia por revisar su celular a cada momento, Daniela Caizaguano estudiante universitaria de 21 años relata sus experiencias relacionadas a este tema. Para ella todo inició en el colegio cuando recibió por primera vez un teléfono celular, la adicción al uso de este dispositivo comenzó inmediatamente y manifiesta que hasta el día de hoy no puede dejar de revisar su teléfono cada cinco o diez minutos y que prefiere hablar con sus amigos a través de mensajes de texto antes que de forma directa o cara a cara.
Comenta que cuando se encontraba en el colegio no prestaba atención a los demás incluso a sus profesores, motivo por el cual sus notas bajaron y sus padres decidieron prohibirle el uso de su celular durante varios meses, la peor experiencia la vivió hace dos años cuando en medio de una entrevista de trabajo recibió un mensaje y a pesar de estar consciente de que no debía revisar en ese momento su teléfono, decidió hacerlo y la persona que la entrevistó le dijo que no podría conseguir un trabajo si prefería usar su smartphone a cada momento. En la actualidad sus padres no le permiten usar ningún tipo de dispositivo móvil dentro de la casa o en reuniones familiares.
Para ella el principal afectado con este fenómeno es la familia ya que todos los integrantes usan o revisan su celular a la hora de la cena o del desayuno y que ya no conversan con la misma frecuencia que antes. Daniela considera que ha aumentado la frecuencia con la cual revisa su teléfono y que la mayor motivación que la motiva a hacer esto es el deseo de revisar sus mensajes y notificaciones, confiesa que tiene cuentas en más de 6 redes sociales las cuales actualiza a cada momento. Afirma que esta práctica de «mal gusto» como lo llama ella, la realizan la mayoría de adolescentes, jóvenes y adultos que posean un teléfono con acceso a Internet.