La crisis migratoria no solo afecta a los países vecinos. La salida de ciudadanos venezolanos se ha expandido por muchos lugares. Estados Unidos y algunos países de Europa no han sido la excepción.
En Norteamérica y Europa
Estados Unidos ha sido uno de los destinos preferidos para migrar. La llegada de personas de Venezuela se ha extendido en 49 de los 50 estados. Según un estudio realizado por la Organización Independiente Visión Democrática, se registró la entrada de 290.224 personas, de las cuales 12.242 son migrantes venezolanos.
Los que llegaron con permiso de turista superaron el tiempo legal autorizado durante el último año. Esto de acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (Oficina de Estadísticas Migratorias).
Otra investigación indica que más del 50 por ciento de quienes solicitan el beneficio migratorio tienen un nivel educativo superior. Por lo que grandes empresas multinacionales estarían reclutando ciudadanos venezolanos y ofreciéndoles la posibilidad de cambiar su estatus migratorio a partir de visados.
Otro país al que recurren es Canadá. El último censo realizado en 2016 reportó 20.775 personas venezolanas viviendo en dicho país. Las principales ciudades donde más concentración de migrantes venezolanos son Ontario, Quebec, Alberta y Vancouver. Esto según la Organización Internacional para las Migraciones (IOM).
En cambio, en Europa, España es el principal destino de la emigración venezolana. Esto por diferentes factores como lo es, por su puesto, el idioma y las facilidades que existe para llegar. Ello en comparación con diferentes países de ese mismo continente.
Así, la migración venezolana va en ascenso. Esto lo podemos comprobar en la siguiente gráfica:
En Sudamérica
A nivel regional, el estatus migratorio venezolano en países con mayor afluencia de migrantes como Colombia, Ecuador, Chile, Perú y Brasil pone en riesgo a los propios migrantes. Para sustentar sus gastos -en el país que se encuentren- son un blanco fácil de explotación laboral, estafa y extorsión.
Su situación inestable y la necesidad de obtener una visa, lo más rápido posible, les exige hacer cualquier cosa para trabajar.
En septiembre de 2018 se realizó en Sao Paulo, Brasil, la Reunión de Consulta con Ciudades y Redes en el marco de la Certificación de Ciudades Solidarias. Asistieron representantes de países como de Ecuador, Perú, Colombia, entre otros, y se debatió sobre la crisis migratoria que se vivía en la región. Se llegó a la conclusión que en vez de ser países expulsores de migración se convirtieron en receptores de migrantes con plazo indefinido.
También se dijo que esto acarreaba grandes problemas para los países que se encuentran al rededor de Venezuela. Según el director de la Cancillería de Colombia.
“Jamás hemos tenido un flujo migratorio de este volumen, en estas condiciones y de una manera tan rápida, De hecho, estamos haciendo un análisis de la situación y creemos que cuando tengamos los resultados veremos que esta es una de las salidas masivas más aceleradas de inmigrantes en el mundo.”
Como Colombia se encuentra al lado de dicho país, este se convirtió en refugio de miles de personas venezolanas. Al menos 442.462 se encuentras sin pasaporte y sin permiso de residencia que regulen su situación.
También está el caso de Perú. De acuerdo a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) solo en 2018 el gobierno peruano ha recibido ya 90.000 solicitudes de asilo. Ello se debía a que en Perú existía más facilidades para establecerse legalmente.
Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM) aquí se les otorgaban un Permiso Temporal de Permanencia (PTP). También, según el jefe de la Superintendencia Nacional de Migraciones, Eduardo Sevilla, “El PTP le permite laborar y tributar al ciudadano venezolano. A los niños les da la posibilidad de asistir a la escuela. Tiene una temporalidad de 12 meses”.
Otro país al que los migrantes en cuestión han ido es Brasil; igualmente por su cercanía. Se estima que 85,000 migrantes se encuentran en el país. La entrada la hacen por el Estado de Roraima, por ello gran parte de las solicitudes de residencias y asilo se pidieron allí.
Hasta el mes de abril de 2018 aproximadamente 50.000 venezolanos han solicitado la regularización de su condición migratoria. Se hicieron 32.859 solicitudes de asilo y 16.841 solicitudes de residencia temporal. Pero en agosto, del año pasado, unos 1.200 venezolanos cruzaron resignados la frontera de regreso a su país. Ellos sufrieron un grave ataque xenofóbico en la frontera entre Brasil y Venezuela.
En Ecuador
Hemos enfrentado procesos migratorios complejos. Se ha requerido la adaptación institucionalidad y de políticas públicas, dinámicas y sostenidas para controlar el flujo migratorio y conservar estable la economía.
Aquí se escucha que los ciudadanos venezolanos representan cierta “amenaza” en lo que concierne a la competencia laboral.
Tal situación -se dice- ha perjudicado a los ecuatorianos, ya que hay miles de migrantes venezolanos que, por su condición, están dispuestos a trabajar en cualquier plaza de empleo. Prefieren una paga menor a un sueldo básico, con tal de sobrellevar la crisis que enfrenta su país.
La tasa de subempleo, a septiembre de este año, se ubicó en 19.4% y la tasa de empleo adecuado se ubicó en 39.6%.
Esto obliga a mucha gente venezolana a trabajar de vendedores informales y ambulantes en buses, calles, plazas, entre otros. Así se ha saturado el espectro laboral y han tenido que desplazarse a diferentes ciudades. Manta, Jama, Pedernales, Otavalo, Ibarra, Santo Domingo de los Tsáchilas y Loja son algunos de los nuevos destinos de llegada y permanencia en Ecuador.
Según la Asociación Civil de Venezolanos en Ecuador dichas ciudades presentan una mayor oportunidad de conseguir empleo e ingresos. Allí se extiende un abanico de posibilidades en actividades relacionadas con las peluquerías, manufacturas o restaurantes.
Según cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, la mayoría de migrantes venezolanos se establecen en las ciudades grandes como Quito, Guayaquil y Cuenca hasta poder legalizarse. En Ecuador, aproximadamente, 90.000 tienen visa de residencia, 50.000 están en trámite y otros se encuentran de paso para poder trasladarse a Chile y Perú.
Las consecuencias que se presentan son negativas. Muestran el escaso trabajo existente en el país y el desempleo alarmante. Por ello, el gobierno ecuatoriano ha decidido regular la entrada al país por medio de la solicitud del pasaporte.
Lo que se ha hecho es «sumarse al pedido y al clamor de Ecuador y del mundo que se dé una respuesta humanitaria al tema de la migración», ya que es un «problema regional». Ante eso se decidió anular esta normativa y se optó por pedir la visa a quien deseara ingresar al país. Esto con el fin de mitigar el flujo de migrantes en la región.
Por todo eso, el Ecuador declara, el 8 de agosto del 2018, como estado de emergencia al sector de Movilidad Humana. Pues la llegada masiva de ciudadanos venezolanos ha causado angustia en la población ecuatoriana, la misma que ya tenía dificultades para encontrar trabajo.
El deterioro del mercado laboral en el Ecuador (que se traduce en las dificultades para encontrar un trabajo estable) empezó mucho antes de que se registrara el masivo ingreso de ciudadanos venezolanos al país, según lo muestran las propias cifras oficiales.
Los indicadores de las cifras oficiales del 2017 permanecen iguales. Algo más del 40% de la Población Económicamente Activa (PEA) cuenta con empleo adecuado. Aunque, los números que presenta el INEC, para el 2019, son los siguientes:
- La canasta básica familiar se ubicó en USD 719,88
- La canasta familiar Vital en USD 503,7
Desde otra perspectiva, Quito al ser la capital es el destino con mayor afluencia de extranjeros. Aquí la informalidad en el trabajo es la forma más común y accesible para los migrantes que tratan de domiciliarse. De esta manera, día a día, mediante la venta de dulces, cigarrillos, helados y accesorios para celular buscan un espacio en las calles y autobuses.
«Me vine de Maracaibo con mi peso en maletas, aquí en Quito me esperaba mi hijo que ya ha estado 9 meses en Ecuador. Con él y su esposa vendemos bolsas de frutos secos en los autobuses a 50 centavos con lo que podemos pasar el día.» (Darwin T, 54 años).
Muchas veces a causa de la necesidad o falta de papeles muchos venezolanos son víctimas de explotación laboral y subempleo. Pues, al no contar con el dinero para solicitar una visa de trabajo y convalidar sus títulos académicos, por el alto costo de estos, deben soportar largas jornadas laborales con sueldos miserables.
Diarys S, ciudadana venezolana de 32 años, quien en su país trabajaba como profesora de colegio cuenta que:
«Durante casi 7 meses trabajé en un restaurante en el sur, donde recibía 250 dólares por mes, por hacer el trabajo de 3 personas. Fui despedida por faltar 1 día que mi hijo enfermó y no recibí ni 1 bolívar de indemnización.»
El Ministerio de Trabajo, durante este año, ha desplegado inspectores a lo largo de Quito. Esto con el objetivo de garantizar los derechos de nacionales y extranjeros en cuestiones laborales. Así se trata de controlar a los empleadores y evitar abusos, en especial hacia los migrantes quienes son un grupo vulnerable.
«Ecuador solo es una parada más en mi viaje, mi destino final es Argentina, allá está mi familia. Por el momento vendo dulces en Quito para reunir un poco de dinero y seguir. Mucha gente cree que porque aquí se gana en dólares uno tiene la vida resuelta; pero así como se gana también se gasta en dólares y a veces no alcanza»
(Yerixon C, 35 años).
Según registros de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) son alrededor de 11.000 comerciantes autónomos no regularizados los que laboran en diferentes puntos de Quito, incluidos nacionales y extranjeros.
La presencia de ciudadanos venezolanos comercializando informalmente, diferentes tipos de artículos al interior de las unidades de transporte público, se ha incrementado durante los últimos meses. Esto porque les falta dinero para obtener una visa de trabajo, que les permita acceder a un empleo fijo y bien remunerado.
«Ustedes dicen que la situación aquí en Quito esta dura, pero no se compara a lo que vivimos nosotros. Yo vendiendo en los autobuses, cuando el día está bueno, logro ganar hasta 20 dólares, que me permiten pagar el cuarto donde vivo y ayudar a que mi familia coma algo en Venezuela.»
(Irwing A, 29 años).
Además, los migrantes se enfrentan diariamente a los Agentes Metropolitanos. Ellos los desalojan de las paradas del transporte público y parques, que son las zonas en donde más afluencia de ventas ambulantes existe. El municipio, por su parte, busca la recuperación del espacio público, enfocándose en las áreas verdes.
Los parques del centro y norte de la cuidad son los más concurridos con ventas ambulantes por parte de migrantes venezolanos. La administración de cada área verde, con apoyo de agentes metropolitanos, realiza operativos en especial los domingos. El objetivo es controlar la venta informal, con especial énfasis en la comida Pues, las personas que obtuvieron un permiso por parte del municipio fueron capacitadas en manejo de alimentos y están sujetas a constantes controles.
Actualmente en Quito alrededor de 950 policías metropolitanos controlan el comercio informal en los espacios públicos de las diferentes zonas de la capital.
El Municipio de Quito está en la obligación de regular estas áreas, siempre y cuando controlen también la manera de accionar de los agentes. Ellos no son muy bien vistos por la ciudadanía a causa del modo en que operan en contra de los vendedores ambulantes.
De esta manera se ha evidenciado la forma en como los migrantes venezolanos intentan subsistir, mediante empleos que muchas veces ponen en riesgo su integridad física y emocional. Son víctimas de explotación laboral y xenofobia por parte de personas que creen que ellos están arrebatando los empleos, sin tomar en cuenta que todos debemos encontrar la manera de vivir y dar de comer a nuestra familia.