En el centro histórico de Quito, en la calle Rocafuerte y Venezuela se encuentran diversos locales comerciales que ofrecen vestimenta para figuras religiosas. Camisas, ponchos, zapatos, alpargatas, gorras, ropa interior para imágenes y batas bordadas a mano, son los productos que se pueden encontrar.
En el local Creaciones Glenda todos los días se confeccionan alrededor de 20 vestimentas que son realizan con mucha delicadeza para que su terminado sea de buena calidad, es por ello, que este local es uno de los más visitados por quienes desean una prenda para decorar a su imagen.
La confección de ropa, ha sido un negocio tradicional. Creaciones Glenda, es una de las primeras tiendas, abrió sus puertas hace 55 años en manos de Lelia Mediavilla y Nora Hidalgo. Hoy es un negocio familiar a cargo de la segunda generación. Jenny Hidalgo sobrina de Nora es la encargada actual del local, además de ser su trabajo, la máquina de coser es un pasatiempo que tiene desde niña.
Lelia Mediavilla es una de las fundadoras del local, tiene mucha habilidad en sus manos y es la encargada de los bordados para las vestimentas. Empezó con este arte desde los 7 años de edad, quien le enseñó fue su madre y su abuelita, juntas empezaron a bordar follones, mantos religiosos, manteles, sombreros y capas para toreros en un local ubicado en Loja.
Cuando Lelia cumplió 13 años viajó a Quito con sus hermanos en busca de fuentes de trabajo, empezando así a laborar en la calle Rocafuerte en un local de zapatos, donde conoció a Nora Hidalgo, quien con el pasar del tiempo se convertirá en su amiga de trabajo. Su pasión por el bordado hizo que Lelia en sus horas libres borde chales para la venta en el Centro Histórico de Quito.
Cuando el dueño del local de zapatos remató los productos que tenía, Nora y Lelia decidieron emprender un nuevo negocio que les ayude económicamente, de esa manera juntas abrieron Creaciones Glenda. El local empezó sus actividades en el sector El Zaguán, Lelia era la encargada de los bordados y Nora de la confección.
Lo que caracteriza a Lelia es que sus bordados no son copias o calcados, ella les da forma y color con la mente. “A los clientes les gusta y prefieren el bordado, nunca se acaba esta tradición, nunca. Claro que en la actualidad han venido organzas que ya vienen con sus lentejuelas y adornadas, pero el bordado es lo que llama la atención y nosotros nos hemos caracterizado por el bordado”, cuenta Lelia.
Nora aprendió el arte de confeccionar cuando tenía 12 años gracias a su tía, ya que todas las tardes le ayudaba a cortar hilos de las prendas que confeccionaba, así Nora empezó poco a poco a interesarse por confeccionar prendas de vestir “…siempre me gusto confeccionar, le veía a mi tía hacer los uniformes para las ligas de fútbol y yo les hacía ropita a todas mis muñecas” menciona Nora.
Doña Lelita seguirá bordando hasta los últimos días de su vida, “llevo más de 70 años bordando y el oficio no me ha dado grandezas pero he podido vivir de eso. Mi bordado es a mano y para nada utilizo la tecnología”
La tradición de confeccionar vestimenta para imágenes religiosas aún guarda su importancia en la sociedad quiteña. Todavía existen lugares en el Centro Histórico como Confecciones Glenda que brindan servicios de arte y confección. La tradición y cultura mantiene su vigencia mientras sus manos trabajadoras sigan adelante.