La Iglesia de la Compañía de Jesús es uno de los iconos más representativos del estilo barroco a nivel de América Latina. Fue construida durante 160 años desde 1605 hasta 1765, participaron en su construcción los hermanos Jesuitas italianos quienes fueron los arquitectos, la mano de obra fue indígena y afrodescendientes. Entre los materiales de construcción está la piedra volcánica que se la aprecia en la base de los pilares y en la fachada de la parte de afuera, esta piedra volcánica se la trajo de las laderas del volcán Pichincha. Para la construcción de la Iglesia se tomó de base dos templos jesuíticos, la Iglesia del Jasu (arquitectur) y la Iglesia de San Ignacio (decoración barroca).
Otro material que se utilizó para la construcción es el ladrillo que se aprecia en los pilares y los arcos de medio punto; en cuanto a los interiores en la Iglesia existe madera de cedro, guayacán, roble y balsa, las cuales están en la sillería, en los retablos con las esculturas y en los confesionarios. El material más importante es el pan de oro, en total hay de 50 a 54 kilos en toda la Iglesia, no es demasiada la cantidad, pero se debe que tomar en cuenta que el pan de oro es más delgado que una hoja de papel y solo se lo puede medir en micras. El pan de oro, se lo trajo de minas ubicadas en Portobelo en la zona costera y de Barbacoas que actualmente pertenece a Colombia. El pan de oro en la Iglesia posee un significado para los Jesuitas, ellos consideran que “todo lo mejor será para Dios”.
El estilo predominante de la Iglesia es el estilo barroco, una de sus características es la simetría, a excepción del púlpito. Al dividir la Iglesia por la mitad se encuentra el mismo número de elementos en cada uno de los costados. Existen ocho lienzos a cada lado de la Iglesia y en total dieciséis cuadros de los profetas del Antiguo testamento, los cuales son atribuidas a Nicolás Javier de Goríbar (XVIII Escuela Quiteña).
En la parte delantera de la Iglesia al lado derecho está el púlpito, lugar en el que el sacerdote daba la eucaristía. El púlpito tiene forma de una copa, y en la parte superior tiene un tornavoz que servía para amplificar la voz del sacerdote en antaño; la decoración del púlpito está conformada por varios querubines (rostros de niños); en total se encuentran 258 querubines que decoran el púlpito, el más pequeño llega a medir un pulgar. En la en la parte frontal del se encuentran varias esculturas como las de San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, fundadores de la Iglesia de la Compañía. La escultura del Divino Niño es europeo y no pertenece a la Escuela Quiteña; en la parte del tornavoz se encuentra la Virgen Inmaculada que está con las manos juntas y en la parte superior del tornavoz está San Pablo.
Al frente del altar hay un espejo que ayuda a apreciar la Cúpula del crucero, desde el espejo hasta la cúpula existen 26 metros. La cúpula es de piedra pómez y en las esquinas externas de la cúpula se encuentran cuatro esculturas que representan a los cuatro evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Mateo está representado con un ángel que significa la infancia de Jesús, Lucas con un buey que representa la nobleza, Marcos con un león que significa la fortaleza y Juan con el águila que representa la ascensión de Jesús a los cielos.
En la parte interna de la cúpula se encuentran medallones ovales y circulares, grandes y pequeños; los ovales representan a los arcángeles y los circulares a obispos, cardenales y santos jesuitas. Es importante también la presencia del sol, hay uno interno y otro externo; representan a los dos fundadores de la Iglesia de la Compañía de Jesús (San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier). Alrededor del sol más grande están querubines incluido uno quemado que recuerda el incendio que afectó a la Iglesia el 31 de Julio de 1996, producto de un cortocircuito. Los daños en la cúpula y en los tubos del órgano de la Iglesia y las tres cuartas partes del retablo de San Francisco Javier. La restauración duró nueve años.
En la parte superior del altar se encuentra la representación de la cúpula ochavaba (ocho lados) la cual simboliza el firmamento con el sol y las estrellas. También está una corona que representa la coronación de Jesús como rey de reyes y sobre ella una custodia en forma de sol el cual es el anagrama de la comunidad jesuita con las letras JHS que significa Jesús Salvador de Hombres o Jesús Hostia Sagrada. Bajo la corona yace el Espíritu Santo en forma de paloma, el Padre Nuestro con el mundo en sus manos y a la Sagrada Familia.
Dentro de la Iglesia existen dos reliquias importantes para la Comunidad Jesuita una de ellas es la imagen de la Virgen Dolorosa; se la denominó así porque su corazón tiene siete dagas las que representan los siete dolores de la madre de Dios, y en cada una de sus manos tiene los tres clavos con los que fue crucificado Jesús y la corona de espinas. La segunda reliquia son los restos de Mariana de Jesús, una urna cineraria que está en el altar mayor. Mariana de Jesús no pertenecía a ninguna orden religiosa pero era parte de la cofradía de la virgen de Loreto de la Iglesia de la Compañía; Mariana de Jesús en la mayoría de sus representaciones lleva un hábito negro debido a la estrecha relación que ella tenía con los jesuitas. Es la primera Santa ecuatoriana, se la conoce también como la Azucena de Quito.
En la parte de la entrada a la Iglesia se encuentra la mampara puerta interna, elaborada en madera por la Escuela Quiteña, aunque su autor es anónimo. Estas puertas antiguamente servían para evitar el ingreso del ruido durante los sermones; se menciona también que servía para dividir lo divino de lo profano y para evitar el ingreso de los bautizados. Al ingresar a la Iglesia se encuentran dos cuadros grandes, representando el infierno y el juicio final.
En la parte superior de la mampara se encuentra el coro de la Iglesia con el órgano tubular fabricado en Estados Unidos por la casa musical Frank Roosevelt en 1868, un año después se lo trajo a Quito; es un órgano único en el mundo, fabricado específicamente para la Iglesia de la Compañía, tiene 1104 tubos y hasta la actualidad funciona.
La última restauración que se dio a la Iglesia de la Compañía es en el retablo de San Francisco Javier, pero actualmente existe un proyecto de restaurar la torre de la Iglesia que posiblemente ya se apruebe y se empiece a restaurar desde el próximo año.
Referencia: Diego Santander – Director Ejecutivo de la Fundación Iglesia de La Compañía.